“En una década serán normales las parejas del mismo sexo”, según Margarita Salas, comisionada LGBT+

La aprobación del matrimonio igualitario significa un gran avance en la lucha por los derechos de la comunidad sexualmente diversa; sin embargo, quedan tareas pendientes, según Margarita Salas, nueva comisionada nacional LGBT+.

La lucha contra la discriminación será una larga carrera sin duda, pero al cabo de diez años, Salas sueña con una Costa Rica más respetuosa e incluyente.

¿En cuánto tiempo visiona usted una Costa Rica libre de discriminación por identidad de género?

Creo firmemente que Costa Rica se vuelve menos discriminatoria cada día, pero será hasta dentro de una década más o menos, que empezaremos a ver algo diferente.

En diez años, hablaremos de una nueva normalidad. Tendremos una Costa Rica más respetuosa e incluyente.

El proceso será paulatino, primero en el Valle Central y después en las costas, en las provincias, etc.

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¿Después del matrimonio igualitario qué tarea queda pendiente?

Hablamos de implementar plenamente el matrimonio igualitario.

Recordemos que la Asamblea Legislativa no quiso validar a tiempo una serie de leyes conexas y por tanto, muchos temas se tendrán que resolver en otras instancias.

Por ejemplo, lo relacionado a la penalización de la violencia contra las mujeres, así como el reconocimiento de la paternidad y maternidad para las parejas del mismo sexo.

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A estos temas hay que darles seguimiento en la vía jurídica.

¿Qué otros cabos sueltos quedan?

Es importante también que haya un pleno reconocimiento de la identidad de las personas trans.

Costa Rica ya decidió reconocer el cambio de nombre en las cédulas, pero no la adecuación del sexo registral. En ese sentido, las personas trans quedaron a medio camino.

De manera paralela, tenemos que trabajar en cuanto a la empleabilidad de esta población, la cual, ha sido históricamente marginada.

Siempre es delicado hablar de ¿cuál grupo es el que enfrenta una mayor discriminación?, porque pueden haber variables como una persona afro, lesbiana o trans al mismo tiempo, pero sí tenemos que reconocer que este grupo particular sufre mucho porque hay una negación a su identidad.

Por otra parte, debido a que muchas de estas personas son expulsadas de sus casas por el rechazo a su identidad sexual, no tienen acceso a estudio y terminan en el comercio sexual.

¿Cómo acabar con la discriminación?

Este es un tema pendiente fundamental.

Creemos en la necesidad de aprobar una ley marco antidiscriminatoria, para tipificar los delitos contra el racismo, las personas adultas mayores, la población afrodescendiente, los indígenas y la comunidad LGBT+.

En ese sentido, apoyamos la ley que ha propuesto la Defensoría de los Habitantes, la cual, establece casos puntuales en contra de la discriminación, como por ejemplo, ¿qué pasaría cuando una persona se niega a alquilar una casa a una pareja LGBT+?, o ¿cómo lidiar con una persona que se niega a dar un servicio?

En ese sentido, tenemos que recordar que mucha de la discriminación se da en ámbitos privados y la prestación de servicios.

Como sociedad tenemos que frenar los discursos de odio.

Al día siguiente de que se validara el matrimonio igualitario, Fabricio Alvarado y su partido Nueva República presentaron una ley para permitir “la objeción de conciencia”, ¿qué opina?

Se trata de una ley claramente discriminatoria.

Quieren hacer un mal uso de la objeción de conciencia, ya que esta sirve para evitar acciones contrarias a la ética y ellos proponen usarla para pasarle por encima a los derechos fundamentales y a la identidad de género.

La religión no debe servir para imponer una idea o lo que uno desea. Debe existir respeto y tolerancia.

¿imagine un doctor que se niega a hacer una transfusión de sangre porque la religión se lo prohíbe?

En resumen, mis creencias individuales no pueden ser normativas, ni políticas públicas.

¿Cuánto camino queda por recorrer en la lucha por la igualdad?

De transformación social queda mucho, las leyes son importantes, pero su valor implica transformar las prácticas.

En la medida que comprendamos que la comunidad LGBT+ son personas, con los mismos derechos y que tenemos que encontrar formas de vivir que incentiven el respeto, la tolerancia y que sean libres de violencia, seremos una mejor sociedad.

No es algo que suceda de la noche a la mañana, por eso es fundamental la educación.

En ese sentido, los protocolos del Ministerio de Educación en contra de la discriminación son fundamentales, así como la labor de los medios de comunicación.