Unas sugerencias poco viables
Natalia Díaz [email protected] | Jueves 28 febrero, 2019
Las últimas recomendaciones del Fondo Monetario Internacional en materia fiscal, que pretenden subir el Impuesto sobre el Valor Agregado del 13% al 15%, gravar los excedentes de las cooperativas, subir los impuestos de renta y a las propiedades, vendrían a crear una mayor desaceleración económica que ya es continua en los últimos 7 meses. Demasiado riesgo recesivo nos pueden acarrear estas medidas.
Las autoridades del Fondo Monetario Internacional (FMI) tienen la concepción que la carga tributaria del costarricense es aún muy baja, pues es probable que la obligación pagada para la seguridad social (casi un 23%) no se contemple dentro del análisis tributario del Fondo, así como tampoco los impuestos sobre bienes inmuebles que aportamos a las municipalidades un importante grupo de ciudadanos. Considero que otros tributos ocultos por ahí, como son los traspasos de bienes muebles e inmuebles en el registro; también los timbres fiscales y de toda índole que en Costa Rica se piden para todo trámite, así como el derecho de circulación anual de los vehículos, debieran sumarse dentro del gran total del porcentaje que finalmente pagamos.
Ya no es posible expoliar más al contribuyente. Los efectos recaudatorios producto del Plan Fiscal, no pueden evaluarse todavía, pues su vigencia como tal, iniciará en el mes de julio del presente año. Es inconcebible que sin una evaluación real de los efectos del “paquetazo”, estemos desde ya sugiriendo nuevos aumentos sobre lo que iremos a pagar en un futuro inmediato.
Creo que el FMI se ha precipitado en sus apreciaciones, pues están orientadas por el lado de los ingresos. El gobierno debe, eso sí, “apretar” más por el lado del gasto y entrarle sin temores a la fusión de instituciones, la venta de activos improductivos, la apertura de monopolios a la competencia y al análisis de una Ley de Empleo Público para los nuevos funcionarios de manera urgente. También el congelamiento de todas aquellas plazas del sector central que se acojan a la jubilación o al retiro voluntario. Todo ésto produciría un ahorro a mediano a plazo que en mucho ayudaría a paliar el déficit.
Tampoco vemos por parte del gobierno un impulso decidido a poner en práctica acciones de reactivación económica, como sería un proceso de desregulación y tramitomanía en el Ministerio de Ecopnomía Industria y Comercio (MEIC), Ministerio de Salud, Ministerio de Planificación Nacional y Política Económica (MIDEPLAN); la búsqueda para llevar los recursos del programa de banca para el desarrollo al alcance de pymes familiares y otras microempresas, la reducción de la intermediación financiera y los intereses en la banca estatal, así como la eliminación de tributos de renta a las pymes durante sus 3 primeros años de existencia, tal y como lo dejé propuesto en un proyecto de ley desde hace más de 2 años.
En fin, existen innumerables actividades y políticas que pueden ponerse en práctica, antes de pensar en nuevos tributos que vendrían a agravar las precarias condiciones del 21% de costarricenses en pobreza, y de todos aquellos ciudadanos, más de 300 mil, que no encuentran trabajo formal ni sustento diario en la economía informal.
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