La importancia del control político
Federico Malavassi | Jueves 17 marzo, 2016

Es indubitable que el diputado Mora no solo no respeta el Código de Ética de su partido sino que no respeta la ética constitucional
La importancia del control político
Una de las más importantes funciones de la Asamblea Legislativa, si no la central, es la del control político (que incluye el control hacendario y el administrativo). Se trata de una competencia ineludible según la cual los representantes de los costarricenses llevan el pulso de la gestión pública.
En la Constituyente se determinó un cambio en nuestro sistema de gobierno, incorporando conceptos propios del sistema parlamentario en nuestro sistema tradicional presidencialista. Los analistas han concluido, por ello, que el nuestro debe denominarse semiparlamentario o semipresidencialista.
Sin embargo, la misma Constituyente aprobó la tesis de cambiar el viejo nombre de “Congreso” por el de “Asamblea Legislativa”, confundiendo a quienes se dejan llevar por la denominación y no se toman un tiempo para estudiar las instituciones.
No obstante, el hecho de que un Presidente del Directorio engavete un acuerdo de control político e impida su desarrollo es algo absolutamente imperdonable y tal lesión al ordenamiento ha merecido un obvio pronunciamiento de la Sala Constitucional. La verdad es que ¡qué mala gestión hizo Henry Mora como Presidente del Directorio!
Algunos pensarán que una raya más no afecta al tigre, pero la verdad es que este tipo de inconstitucionalidades y desviaciones no debe pasar inadvertido. Se trata de un irrespeto a la democracia, se trata de una lesión a la República, se trata de un abuso de poder, se trata de una falta al sistema de gobierno costarricense y una ofensa a la Asamblea.
No es casualidad que la misma persona haya participado en otras lesiones similares, como la de declarar aprobado un proyecto que no fue aprobado o de intentar limitar la libertad de información desde la Asamblea. No es casualidad porque, la pura verdad, es un hecho que hay un comportamiento muy consistente: consistentemente inconstitucional, consistentemente ofensivo a la República y al sistema de Derecho, consistentemente abusivo. Aquello de que inflaron una plaza de chofer para dársela a una partidaria parece peccata minuta, un abuso corriente frente a estos desmanes comentados.
La facultad legislativa de interpelar a un Ministro (así como la de censurarlo) es una de las atribuciones básicas en el sistema nacional de frenos y contrapesos y control político. Engavetar un acuerdo tendiente a ello es un abuso mayúsculo que evidencia una malicia inaceptable. ¡Claro que la Sala tuvo que declarar con lugar la inconstitucionalidad con que se impugnó tan dolosa conducta! Es indubitable que el diputado Mora no solo no respeta el Código de Ética de su partido sino que no respeta la ética constitucional. ¿Un juramento más que no se cumple?
Yo no quiero gente así dirigiendo los destinos de mi Nación, por ello me sacudo, protesto y señalo.
Federico Malavassi
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