Ante la falta de resultados por muchos años, conviene modificar la política energética y climática del país para lograr los objetivos que se plantean
Roberto Dobles [email protected] | Lunes 13 enero, 2025
La política energética y la política climática del país fueron creadas hace varios años y, en lo fundamental, los resultados no solamente no han logrado los objetivos que se plantearon, sino que además han sido negativos.
Así las cosas, si se continúa con estas dos políticas y con sus estrategias a como están planteadas y vigentes en el país desde hace varios años, no se va a dar ningún cambio ni ningún resultado positivo. Como bien lo señala la famosa frase, “Si sigues haciendo lo mismo, no esperes resultados diferentes”.
Lo anterior se da porque la política energética y la política de lucha contra el cambio climático del país son de escritorio y están desarraigadas de la realidad. Estas dos políticas están relacionadas por su naturaleza misma, ya que el sector energético nacional (impulsado por la creciente demanda energética nacional) es el principal emisor de gases de efecto invernadero del país.
En materia de lucha contra el cambio climático, en todos estos años no se han dado resultados relevantes, y éstos más bien han sido negativos porque las emisiones de estos gases han venido aumentando aceleradamente.
Esto ocurre porque, como se señaló anteriormente, la política y la estrategia climática nacional no solamente son de escritorio y desarraigadas de la realidad, sino que tienen adicionalmente muchas carencias importantes, como una gran falta de capacidades financieras, tecnológicas e institucionales.
Es importante que se plantee una revisión de la política y la estrategia climática nacional, lo cual va de la mano con la revisión paralela de la política y la estrategia energética nacional.
1. Resultados de la política climática nacional
En lo fundamental, las políticas, las estrategias y las acciones de lucha contra el cambio climático de un país se ubican en dos ejes básicos:
• Mitigación de gases. Este término se refiere a las políticas, estrategias y planes de corto, mediano y largo plazo cuyas acciones buscan reducir los niveles de emisiones de gases de efecto invernadero hacia la atmósfera, a través de la limitación o disminución de las fuentes de emisiones, como la deforestación, la industria, el transporte y la ganadería, entre otros.
Este eje incorpora las acciones para prevenir o reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a la atmósfera para que los impactos del cambio climático en el mundo sean menos severos.
La transición energética del país para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero no solamente no se ha dado y no ha reducido las emisiones de estos gases, y de otros gases, sino que más bien las emisiones han venido aumentando sistemáticamente todos los años.
• Adaptación al cambio climático. Este término se refiere a las políticas, estrategias y planes de corto, mediano y largo plazo cuyas acciones buscan reducir la vulnerabilidad y para aumentar la resiliencia frente a los efectos del cambio climático de los sistemas naturales y los sistemas creados por el hombre.
Este eje incorpora las acciones de un país para que los efectos y los daños actuales y futuros del cambio climático sean menos severos en su territorio.
Como lo he señalado en varias columnas anteriores, las emisiones de gases de efecto invernadero, como país pequeño y en vías de desarrollo, representan el 0,02% de las emisiones globales.
Aunque las emisiones son muy bajas a nivel global por ser un país pequeño en vías de desarrollo, Costa Rica ha venido incumpliendo flagrantemente sus responsabilidades comunes establecidas en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Lo anterior al aumentar continuamente las emisiones de gases de efecto invernadero.
El país está incumpliendo también de manera flagrante los compromisos internacionales de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero a los que se comprometió dentro del marco del Acuerdo de París del 2015.
Este flagrante incumplimiento del país en el eje de la mitigación de gases de efecto invernadero lo he demostrado, con los datos oficiales correspondientes, en las siguientes columnas pasadas:
• ¿Está cumpliendo el país con los compromisos adquiridos de reducción de emisiones en el Acuerdo de París sobre el cambio climático? (I)
• ¿Está cumpliendo el país con los compromisos adquiridos en el Acuerdo de París sobre el cambio climático? (II)
• ¿Por qué las emisiones del sector energía crecen continuamente?
• El desarrollo de la infraestructura energética del país responde a la demanda de energía y no al Acuerdo de París)
• Los nuevos compromisos voluntarios nacionales de reducción de emisiones adquiridos en el 2020, dentro del Acuerdo de París, se adicionarán a los incumplimientos (I)
• Los nuevos compromisos voluntarios nacionales de reducción de emisiones adquiridos en el 2020 dentro del Acuerdo de París se adicionarán a los incumplimientos (II)
La lista de abajo muestra otras columnas que he publicado que contienen importante información sobre la realidad de la problemática del cambio climático:
• Las emisiones globales de gases de efecto invernadero que provocan el cambio climático.
• Cambio climático y las responsabilidades de los países.
• ¿Por qué continúan creciendo las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero que aceleran el cambio climático?
• La injusticia climática: los países grandes causan la mayor parte del cambio climático y los países pequeños, como Costa Rica, reciben el grueso de los impactos.
• Cambio climático. Más sobre la grande y creciente injusticia climática de los países grandes hacia los países pequeños, como Costa Rica.
Entre los deterioros que se han venido dando en Costa Rica en el eje ambiental del desarrollo energético nacional se encuentran los siguientes:
• Crecientes emisiones al ambiente (incluyendo gases de efecto invernadero) como consecuencia de un aumento más rápido del consumo de los caros derivados de petróleo importados con respecto al consumo de fuentes nacionales renovables de energía.
Las proyecciones del consumo nacional de energía muestran que esta situación continuará en los años a venir.
• Sustitución de las fuentes renovables nacionales de energía por los caros derivados de petróleo, lo que ha venido aumentando significativamente la ya elevada dependencia petrolera que tiene el país (la cual llega en este momento al 65% del consumo energético nacional).
Los esfuerzos de adaptación al cambio climático del país conllevan a tomar las acciones necesarias para proteger el sistema económico y social y sus múltiples sectores (infraestructura vial, vivienda, agricultura, ciudades, agua, centros de salud y de educación, etc.) y los ecosistemas.
A pesar de que Costa Rica está ubicada en una de las zonas de mayor impacto del cambio climático y más vulnerables, los esfuerzos de adaptación han sido insignificantes con respecto a las necesidades.
No se tiene claro que, aún con los esfuerzos mundiales de mitigación de gases de efecto invernadero más estrictos (que no se están dando en el mundo), no se podrá evitar mayores impactos del cambio climático en las próximas décadas, lo que hace que la adaptación sea inevitable y clave para el país.
2. Resultados de la política energética nacional
En lo fundamental, las políticas, las estrategias y las acciones del desarrollo energético de un país se ubican en tres ejes básicos del llamado Trilema Energético:
• Seguridad energética: la capacidad para satisfacer la demanda energética actual y futura y la capacidad para resistir y responder a los choques del sistema.
• Equidad energética: la capacidad de brindar acceso universal a energía confiable y asequible para uso doméstico y comercial.
• Sostenibilidad ambiental: la capacidad de mitigar y evitar la degradación ambiental y los impactos en el cambio climático.
La evidencia en el mundo demuestra que, para lograr la necesaria transición energética que conduzca a la creación de un nuevo sistema energético totalmente diferente al actual, se deben equilibrar las acciones y los resultados en los tres ejes críticos de éxito anteriores.
La evolución en estos tres ejes y el balance necesario entre ellos es dinámica en el tiempo y, en gran medida depende de los adelantos tecnológicos y de las políticas que cada país adopte.
Dentro de esta evolución dinámica, muchas de las nuevas tecnologías que están emergiendo no proveen inmediatamente un desempeño aceptable en los tres ejes anteriores del Trilema Energético, por lo que su penetración en el mercado energético toma más tiempo hasta que provean un buen desempeño en los tres factores.
Un ejemplo de esto es el caso de la generación eléctrica con energía solar. Todavía en el 2000 la energía solar no era relevante en la matriz energética mundial por su altísimo costo.
Pero debido a los continuos adelantos tecnológicos, hoy en día la energía solar es la fuente de energía más barata del mundo para generar electricidad y la que más rápidamente está creciendo y penetrando el mercado eléctrico mundial.
En el caso de Costa Rica, como lo he venido señalando en muchas columnas anteriores, los datos oficiales muestran que la política energética de escritorio del país ha venido provocando lo siguiente, lo cual es totalmente contrario a lo que se ha venido predicando:
• Un aumento constante de la carbonización de la economía (en lugar de descarbonizarla).
• Una transición energética “a la inversa”, contraria a lo que se debe hacer, que ha inducido una petrolización permanente de la economía nacional, la cual llega a casi las dos terceras partes del abastecimiento energético nacional.
• Una creciente vulnerabilidad y volatilidad energética.
• Un aumento permanente de las emisiones al ambiente del sector energético, incluyendo las emisiones de gases de efecto invernadero.
Más en detalle, la realidad nacional muestra que la política y la estrategia energética y los planes energéticos del país han venido deteriorando peligrosamente, por acción e inacción, la situación energética nacional, incluyendo lo siguiente:
• Aumento continuo de las masivas importaciones de derivados de petróleo para abastecer las necesidades energéticas nacionales.
• Aumento permanente de la dependencia nacional de los caros y volátiles derivados de petróleo importados, las cuales ya representan casi las dos terceras partes del suministro energético del país.
• Sustitución y desplazamiento de las fuentes nacionales renovables de energía por las crecientes importaciones petroleras.
• Aumento continuo de la pobreza energética nacional como consecuencia del decreciente consumo de las fuentes energéticas nacionales y el creciente consumo de energías importadas (particularmente derivados de petróleo).
Las caras y crecientes importaciones petroleras del país han sido provocadas por el aumento del faltante de energía nacional inducido por la política energética.
Lo anterior a pesar de que el país tiene un importante potencial energético muy diverso, el cual incluye las tres fuentes de energía que están impulsando la transición energética en el mundo: solar, eólica y gas natural.
• Disminución de la seguridad energética (seguridad del abastecimiento energético).
• Aumento continuo de la volatilidad de los precios nacionales de la energía.
• Pérdida de competitividad energética que debilita el desarrollo económico y social del país y la creación de empleo.
• Bloqueo directo e indirecto autoimpuesto de las tres fuentes de energía que están liderando la transición energética en el mundo (solar, eólica y gas natural).
• Aumento continuo de las emisiones al ambiente del sector energético (incluyendo gases de efecto invernadero que inciden en el cambio climático).
• Energía cara que afecta la asequibilidad y la competitividad energética.
• Excesiva volatilidad del exterior (volatilidad petrolera en el caso de las no renovables y volatilidad climática en el caso de las renovables).
• Nula diversificación energética. Mientras que los estudios internacionales señalan que la matriz energética mundial prevista para el 2040 será la más diversificada jamás vista, en Costa Rica más bien se está dando una peligrosa concentración.
Los derivados de petróleo importados y la hidroelectricidad representan actualmente un 80% del abastecimiento energético nacional.
Los combustibles importados (provenientes del volátil e incierto mercado petrolero internacional) representan el 64% del abastecimiento energético nacional y la hidroelectricidad el 16% (la cual proviene del agua que nos llega del exterior como resultado de los complejos sistemas climáticos mundiales).
Con respecto a la electricidad, Costa Rica se encuentra en una de las zonas del mundo más vulnerables al cambio climático y la energía hidroeléctrica representa el 16% del abastecimiento energético nacional y el 74% de la generación eléctrica del país.
Los expertos internacionales han venido alertando sobre lo siguiente desde hace años:
“Sabemos que uno de los peores impactos del cambio climático será el impacto en el agua y las sequías”.
“Se espera que el cambio climático traiga menos precipitaciones y más sequías extremas a determinadas partes del mundo, causando escasez de electricidad en los países que dependen altamente de la hidroelectricidad”.
“La generación hidroeléctrica es la fuente de energía que puede verse más directamente afectada por el cambio climático ya que es muy sensible a la cantidad, el momento y los patrones geográficos de precipitación y a la temperatura”.
“Los cambios en los patrones de lluvias y las sequías crónicas están disminuyendo los flujos de agua de los ríos y afectando los embalses, lo que lleva a una menor generación de energía en las plantas hidroeléctricas”.
“Los cambios en la escorrentía de los ríos, junto con el aumento de la evaporación en los embalses, tendrán una serie de efectos sobre la producción de energía hidroeléctrica. Estos incluyen los impactos sobre el funcionamiento del sistema, los efectos financieros y los impactos sobre otros sectores energéticos”.
• No aplicación del principio de neutralidad tecnológica. En el país no se ha mantenido el principio de neutralidad tecnológica en el desarrollo energético nacional, lo cual genera múltiples problemas.
El Estado (Gobierno, Asamblea Legislativa, etc.) no debe inclinarse, orientarse, preferir o imponer un tipo o tipos de tecnologías particulares, ya que éstas pueden quedar obsoletas o desactualizadas en el futuro como consecuencia de los continuos adelantos tecnológicos.
El Estado debe permanecer neutro en cuanto a los tipos de tecnología y el desarrollo de estas, porque éstas son cambiantes y en forma permanente.
A excepción de Costa Rica, en el mundo se tiene claro el principio de neutralidad tecnológica y las diversas tecnologías compiten entre sí en la transición tecnológica, donde las mejores tecnologías son las que irán surgiendo.
Sobre este tema, el BP Energy Outlook de hace un tiempo señalaba lo que está ocurriendo en el mundo: “Estamos viendo una creciente competencia entre las diferentes fuentes de energía, impulsada por los abundantes suministros de energía y las continuas mejoras en la eficiencia energética”.
• Crecientes emisiones de gases al ambiente y creciente petrolización del sector energía.
Sobre este tema, el Informe del Estado de la Nación ha señalado lo siguiente:
“La matriz energética… conlleva a crecientes emisiones de gases y altos costos en términos de calidad del aire, huella de carbono y factura petrolera, entre otros”.
“La energía, elemento clave para el desarrollo, mantenía en el 2019 la tendencia de largo plazo de creciente dependencia de los combustibles fósiles”.
3. Conclusiones
La realidad, basada en datos oficiales expuesta en esta columna y en muchas otras columnas anteriores, muestra claramente que la política energética y la política climática (incluyendo la mitigación de gases de efecto invernadero y la adaptación del país al creciente y destructivo cambio climático) no solamente no están logrando los objetivos, por acción y por omisión, sino que además ambas políticas están creando un retroceso.
La dependencia del petróleo importado (en la forma de derivados) y las emisiones de gases de efecto invernadero han venido creciendo cuando lo que el país necesita es reducirlas.
A pesar del aumento constante de los impactos y los riesgos, la adaptación del país al cambio climático ha sido insignificante para enfrentar las crecientes necesidades de reducción de las múltiples vulnerabilidades económicas, sociales y ambientales.
El crecimiento de las importaciones petroleras ha venido siendo mayor que el crecimiento de las fuentes nacionales renovables, lo cual va en contra de cualquier política energética hoy en día.
Este crecimiento acelerado de las importaciones petroleras se da porque la política energética ha venido creando progresivamente un creciente déficit de la energía de origen nacional, el cual ha venido siendo cubierto mediante un aumento permanente de las importaciones petroleras.
Esto genera adicionalmente un aumento continuo, y artificialmente creado, de la pobreza energética nacional, siendo Costa Rica un país energéticamente rico y diverso por los recursos naturales que tiene.
Mientras que en el mundo la energía producida localmente se está priorizando sobre las importaciones energéticas, los datos muestran que en Costa Rica está ocurriendo lo contrario.
A diferencia de lo que está sucediendo aquí, en el mundo se tiene claro que la energía de origen nacional es más difícil que sea alterada (en precios, en seguridad de suministro, etc.) por eventos externos, por lo que el abastecimiento local de energía está surgiendo como un objetivo nacional superior.
El crecimiento más rápido de las importaciones petroleras con respecto al crecimiento de la producción de fuentes renovables de energía, y el aumento continuo de la participación del consumo petrolero nacional (que ya llegó al 65% del consumo energético nacional), es una muestra que en Costa Rica no solamente no se está dando una transición energética, sino que también está ocurriendo un retroceso energético que, adicionalmente, está creando un aumento de las emisiones al ambiente (incluyendo gases de efecto invernadero).
Se ha venido dando un deterioro en los tres ejes estratégicos del Trilema Energético, el cual es fundamental para el desarrollo energético de un país:
• La seguridad del suministro energético.
• El acceso equitativo y asequibilidad en precios (“price affordability”).
• La sostenibilidad ambiental del sistema energético.
El sesgo dogmático que existe en la política energética y en la política climática del país ha venido generando importantes deterioros y desbalances en los tres ejes de prioridad nacional que establece este trilema, causando una baja en la seguridad del suministro energético, mantenimiento de costos elevados de la energía y una baja en la sostenibilidad del sistema energético al aumentar continuamente las emisiones al ambiente (incluyendo las de gases de efecto invernadero).
En resumen, las políticas energética y climática del país, por acción y por omisión, han venido contribuyendo significativamente a lo siguiente:
• Agravamiento continuo de la situación energética del país en aspectos básicos, como la seguridad energética, los costos y la sostenibilidad.
• Falta de avance de la transición energética y más bien se ha creado un retroceso hacia una mayor petrolización y mayores emisiones al ambiente.
• Creación artificial de una insuficiencia del suministro de fuentes nacionales de energía que ha venido impulsando el consumo y las importaciones de petróleo en la forma de derivados.
• Aumento continuo de las emisiones al ambiente (incluyendo gases de efecto invernadero).
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