Ruta 27 tiene plazo para ampliación

La ruta 27 deberá tener cuatro carriles, como mínimo, para atender el mayor tránsito que se producirá por la construcción del nuevo aeropuerto internacional, el cual iniciaría operaciones cerca del año 2030.
Los trabajos de ampliación de la carretera deberán concluirse antes de ese año, lo que implica que debe cambiarse pronto el actual contrato con la concesionaria Globalvia.
Se estima que solo la apertura del aeropuerto, implicaría de 5 mil a 7 mil vehículos diarios adicionales, sin tomar en cuenta el aumento debido a los desarrollos residenciales y comerciales que se producirán en las zonas cercanas al aeropuerto.
La concesión de Globalvia debería finalizar en 2033 o antes si se logra recaudar los $302 millones estimados por la obra.
A este monto deben sumarse $44 millones que le reconoció la administración por actualización de costos.
Sin embargo, la ampliación obligaría a renegociar estas condiciones contractuales.
Ya la empresa envió desde el año pasado una propuesta preliminar de cuáles serían los sectores que se ampliarían de la vía, pero hasta la fecha no habría recibido respuesta del gobierno.
Sí se han dado conversaciones preliminares y se ha iniciado la revisión del contrato para ver las posibilidades de que la misma empresa sea la que haga la nueva obra.
Otra posibilidad sería que aparezcan nuevos inversionistas que estén dispuestos a adquirir el contrato de concesión, pagarle a Globalvia, y asumir ellos la ampliación.
“Lo que sí es un hecho es que tenemos que ampliarla a cuatro carriles previo a que se abra el aeropuerto, si no, no se puede”, dijo esta semana Carlos Segnini, ministro de Obras Públicas en una conferencia de prensa.
La ampliación sería necesaria no solo por la necesidad de atender el tránsito para el aeropuerto, sino para que no se convierta en un cuello de botella que retrase el desarrollo del sector oeste de San José, que en los últimos años ha sido testigo de la construcción de residenciales, centros comerciales e industrias.
La ruta 27 se inauguró en 2010 tras más de tres décadas de atraso. Desde el inicio de operaciones se han producido quejas de que la vía no da abasto con la demanda de vehículos y también ha sido el centro de la polémica por algunos derrumbes que han obligado al cierre de la vía.