Netflix, Tinder, Open English, ¿cuáles aparecerán en la lista del IVA?

Costa Rica se está inspirando en los otros tres países de América Latina -Argentina, Uruguay y Colombia- que cobran impuestos sobre servicios digitales como Netflix.

Por eso, el Ministerio de Hacienda estudiará las listas de empresas que han hecho esos países, con la intención de finalizar la propia y empezar a cobrarles el Impuesto sobre el Valor Agregado a finales de julio, o bien, a inicios de agosto.

“Estamos revisando las listas de países que tienen esquemas similares, con el objetivo de minimizar las situaciones donde pueda cobrarse el impuesto de algún bien material, de manera que limitemos al máximo la percepción a los casos de servicios”, dijo Carlos Vargas, director de Tributación.

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Solo estos tres países en América Latina aplican el impuesto a los servicios digitales, aunque en otros cinco, incluyendo Costa Rica, estarían en camino de una tarifa, según la Comisión Económica para América Latina.

La recaudación de este impuesto ha superado las expectativas de cobro que se tenía en Argentina, llegando a casi $50 millones en los primeros ocho meses.

Este país obliga a los intermediarios financieros a hacer el cobro sobre una lista que separa en dos categorías: las del Apartado A, en que las tarjetas aplicaban el IVA sobre cualquier compra, y las del Apartado B, en la que se incluyen un grupo de servicios que estarían gravados con el impuesto, siempre y cuando sea un monto inferior a $10.

En Colombia, las empresas pueden registrarse y pagarlo cada dos meses, o también está la opción de hacerlo a través de las tarjetas.

Con esto recaudaron $12 millones en enero 2019, momento en que venció el primer plazo sobre el uso del segundo semestre del 2018.

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En Uruguay existe la obligación para los proveedores desde enero de 2018, pero recién se comenzó a recaudar hasta diciembre de 2018, con una expectativa de cobro de $10 millones anuales, incluidos IVA e impuesto a la renta.

“No hacerse cargo de los desafíos tributarios de la digitalización de la economía implica renunciar a una cantidad importante de recursos fiscales, renuncia que será cada vez mayor en la medida en que los nuevos modelos de negocio de la economía digital se vayan consolidando”, según la Cepal.