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La pelea por una Costa Rica verde… y el costo de transformarla

Javier Adelfang [email protected] | Lunes 19 diciembre, 2016


Con la entrada en funcionamiento de Reventazón el ICE podrá seguir garantizando la generación eléctrica a través de fuentes 100% renovables. Archivo/ La República


Costa Rica es un país particular. Mezcla de un paraíso virgen con una anárquica planificación.

El país lucha por convertirse en referente mundial en materia ambiental y en varios campos alcanza el galardón.

Este año, rompió el récord de abastecimiento de energía con fuentes renovables al alcanzar 110 días seguidos generando el 100% con fuentes renovables, y en lo que va del año, fueron 252.

Las últimas jugadas han sido la planta hidroeléctrica Reventazón, de reciente entrada en operación, y la construcción de la planta Las Pailas II, de generación geotérmica, financiada a través de un préstamo de JICA, la agencia de cooperación japonesa.

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Frente al mundo Costa Rica brilla verde como un diamante, pero no todo lo que reluce es oro.

El país muestra un preocupante atraso en transporte y en el tratamiento de aguas residuales, sectores en los que la contaminación y los problemas de salud dañan la imagen del país.

Cada año se suman unos 70 miles de vehículos a las carreteras del país, que hacen del cielo un manto gris e invitan a los turistas a escapar hacia zonas más turísticas y verdes.

Además, Costa Rica se encuentra sumamente atrasada en cuanto a tratamiento de aguas residuales, aquellas que eliminan los hogares y las industrias.

Este rezago en infraestructura y tecnologías para el tratamiento de aguas residuales se reduce a una constante y creciente contaminación de los cuerpos hídricos superficiales, al punto que el tratamiento alcanza solo al 14%.

El crecimiento de la población en zonas urbanas, la falta de planificación y la escasez de medidas de control y políticas empeoran la situación.

Corregir esto no es una tarea fácil.

Para ello sería necesario una mezcla de miles de millones de dólares y la decisión política para encarar la problemática.

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Cielo gris y un tren de dudas

El sector transporte es el más contaminante del país, sobre todo el de uso particular.

Hasta el año pasado, 1,3 millones de vehículos recorrían las atestadas calles del país, cuyo promedio de edad es de 17 años, lo que implica tecnologías poco eficientes en cuanto a control de emisiones.

El sector transporte es responsable del 54% de las emisiones de dióxido de carbono, uno de los principales generadores del cambio climático, y cada año la situación empeora.

Entre enero y octubre de este año se importaron 70 mil vehículos entre carros y camiones para transporte de mercancías, sin contemplar las motocicletas.

La consecuencia no solo está en el cielo gris de buena parte de la GAM, sino también en la salud, donde la alta concentración de partículas en el aire, expone a la población a sufrir accidentes cerebrovasculares, cáncer de pulmón, así como problemas relacionadas con el asma.

Esta situación impacta también en la salud mental de conductores y pasajeros que, a dos horas promedio por día, pierden unos 26 días del año viajando.

La experiencia de los países avanzados demuestra que el camino hacia la reducción de este tipo de contaminación es un sistema de transporte público eficiente que revierta el uso del carro.

Sin embargo, en el país el tema es un tabú al que no se le da la prioridad necesaria.

En los últimos tres años se presentaron tres proyectos distintos de tren eléctrico y ninguno avanzó.

Esta situación se agrava con el crecimiento de la población en zonas urbanas que de un 59% en 2000 se incrementó a un 72,8% en 2011, según el Estado de la Nación. Las zonas productivas y de vivienda se encuentran dispersas y desconectadas entre sí, lo que obliga a la población a realizar grandes desplazamientos a diario.

A ello se suma la ausencia de una adecuada planificación urbana y un sistema integrado de transporte, lo que convierte a la GAM en una de las zonas metropolitanas más extensas y menos densas de América Latina.

Una GAM con un sistema de transporte público limpio y eficiente no solo reduciría las presas, sino que también haría más atractivo al casco urbano, el cual, incluso, podría reconvertirse en zona turística.

Aguas negras

La situación del saneamiento es otro de los graves problemas del país.

Históricamente, Costa Rica no ha realizado las inversiones necesarias para garantizar que las aguas residuales, que generan los hogares y las industrias, sean recolectadas y tratadas debidamente.

La consecuencia no es otra que la contaminación de acuíferos y ríos, en los que día a día se depositan los residuos que generamos, poniendo en peligro el equilibro de diversos ecosistemas.

La salud también se ve perjudicada al favorecerse la proliferación de enfermedades en la población asentada en los alrededores.

A pesar de ello, la situación ha mejorado en los últimos años gracias a la entrada en operación de la planta de tratamiento Los Tajos.

En 2014 Costa Rica ocupaba el puesto 54 en el indicador de desempeño ambiental y desde la entrada en operación de la planta el país avanzó al puesto 42.

La planta Los Tajos representa un modelo de tratamiento de aguas residuales a nivel centroamericano y es la más grande de su tipo en la región.

Hasta hoy beneficia a unos 200 mil usuarios de la GAM y se espera que al término de las obras alcance el millón de beneficiados.

Sin embargo, reproducir este proyecto a nivel nacional no es tarea sencilla.

El costo estimado de repetir la eficiencia de Los Tajos para todo el país se estima en $1,6 mil millones, teniendo como horizonte 2030, según AyA.

Tan importante como ello, es que el Estado reconozca el tema de saneamiento como un problema nacional que afecta, no solo a quienes viven en el país, sino también su imagen internacional, y que por lo tanto lo incluya dentro de la planificación de las inversiones de los próximas décadas.

La tarea no es sencilla para un Estado que gasta más de lo que ingresa a pesar de tratarse de inversión en infraestructura y calidad de vida.


Los Tajos


La planta de tratamiento Los Tajos tuvo un costo estimado de $388 millones e incluye una red de tuberías y alcantarillado sanitario que conecta a 11 cantones del Área Metropolitana.
El proyecto es financiado por JICA, la Agencia de Cooperación Internacional de Japón, con un aporte de casi $150 millones, además del Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Nacional y recursos propios del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados.
Cada día, la planta libera a los cauces 10 toneladas de residuos sólidos proveniente de unos 200 mil usuarios.
La planta es parte del Programa de Mejoramiento Ambiental para la GAM y cuando se concluyan las obras en 2020, la población beneficiada superará el millón.


Carros y más carros


El sector transporte es el más contaminante del país. Entre 2011 y 2015 se incorporaron 288 mil vehículos, de los cuales 160 mil fueron carros (cifras en miles de vehículos).

Fuente: MOPT


Energía positiva


Con la entrada en funcionamiento de Reventazón y la planta geotérmica Las Pailas II en 2018, el ICE podrá seguir garantizando la generación eléctrica a través de fuentes 100% renovables, como lo ha sido durante todo el año (cifras en porcentajes de generación según fuente para 2016).

Fuente: ICE







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