El tamaño de la economía y la competitividad del país también son importantes
Roberto Dobles [email protected] | Lunes 12 octubre, 2020
Costa Rica ha venido aumentando aceleradamente el déficit fiscal y el endeudamiento público, a pesar del reciente aumento en los impuestos.
De acuerdo con la información públicamente disponible, el tercer presupuesto extraordinario del 2020 va a aumentar el déficit financiero a un 11,7% del PIB, lo cual no solamente es muy alarmante, sino que es escandaloso.
Adicionalmente, la atención de la deuda pública representará el 42% del presupuesto nacional para el próximo año.
Esta situación se da en un contexto donde la economía nacional ha venido creciendo muy raquíticamente durante años.
Y ahora con la crisis sanitaria, económica, social y fiscal, provocada por el Covid-19, la economía ha empezado a contraerse peligrosamente y, a pesar de esta severa contracción, los políticos buscan imponerle todavía más impuestos y más deuda pública a una base productiva cada vez más pequeña, más débil y más vulnerable.
Como consecuencia de lo anterior, los índices sociales se han venido deteriorando aceleradamente (desempleo, subempleo, empleo informal, pobreza, etc.) sin que exista una luz al final del túnel.
El tamaño de la economía se reduce y debe soportar una creciente carga de impuestos y de deuda pública, que ya sabemos que es insostenible con el tamaño actual de la economía.
La competitividad, que es otro elemento clave para potenciar el desarrollo económico y social, también se ha venido deteriorando aceleradamente.
Urge entonces que la economía nacional, con la estructura productiva actual, no solamente crezca, sino que también que se amplíe la base productiva nacional para poder ampliar su tamaño.
En Costa Rica se ha buscado por años, de manera casi exclusiva, generar riqueza nacional con las fuentes disponibles en la superficie del territorio nacional (agricultura, comercio, servicios, industria, turismo, etc.) ignorando las otras fuentes importantes de generación sostenible de riqueza nacional que los países exitosos del mundo utilizan, entre los cuales se encuentran países pequeños como Noruega e Israel.
Estas fuentes adicionales de riqueza nacional, y que los países exitosos del mundo utilizan plenamente para potenciar su prosperidad, están relacionadas con el desarrollo sostenible de los recursos naturales, particularmente los que se encuentran en el subsuelo y en los océanos.
Es clave entonces que en el país no solamente se busque reactivar la maltrecha economía nacional relacionada con las fuentes de riqueza que están disponibles en la superficie, sino que también se busque ampliar la base productiva nacional con la incorporación del desarrollo de los recursos naturales potenciales que el país tiene en su subsuelo (energéticos, minerales, etc.) y en sus océanos (atún, etc.).
Lo anterior es clave ya que, como se señaló anteriormente, la estructura económica basada en la riqueza nacional que, por su naturaleza misma se encuentra disponible en la superficie, ha venido demostrando desde hace años que no puede generar el crecimiento y los recursos para satisfacer todas las necesidades que el país tiene, tanto económicas (alto crecimiento económico, mayores ingresos fiscales por crecimiento económico, infraestructura vial, educativa, de vivienda y de salud, etc.) como sociales (empleo, reducción de la pobreza, etc.).
El desarrollo sostenible de los recursos naturales que tiene el país contempla actividades productivas muy importantes que generan adicionalmente ventajas suplementarias.
Entre estas ventajas adicionales se pueden señalar la generación de mayores recursos fiscales por unidad producida y el desarrollo de mayores niveles de competitividad.
En esta categoría se puede señalar el gas natural, el cual potenciaría fuertemente el crecimiento de toda la economía nacional porque vale varias veces menos que el caro petróleo que importamos en la forma de derivados y porque generaría grandes cantidades de recursos fiscales y de divisas.
Además de ser su producción de bajo costo y de pagar todas las cargas fiscales tradicionales que pagan las actividades de desarrollo de la riqueza nacional disponible en la superficie, las actividades de desarrollo de los recursos naturales tienen regímenes especiales que imponen cargas fiscales adicionales.
Los niveles de competitividad más altos que se generarían (particularmente con la producción y exportación de gas natural) potenciarían adicionalmente el crecimiento económico y el progreso social del país como un todo y aumentarían aún más los ingresos fiscales derivados de un crecimiento económico mayor.
A pesar del enorme potencial económico, fiscal, social y de competitividad para impulsar el crecimiento que tiene el desarrollo de los recursos naturales que han sido identificados en el país, aquí las autoridades solo piensan en aumentar cada vez más los impuestos y la deuda pública y en no reducir el gasto público.
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