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Lunes, 16 de diciembre de 2024



NOTA DE TANO


El hombre es el arquitecto de su propio destino

Gaetano Pandolfo [email protected] | Martes 08 noviembre, 2022


Jeaustin Campos, construyó una corona con pedazos de aciertos
Jeaustin Campos, construyó una corona con pedazos de aciertos


La Copa de Campeón se va construyendo con pedazos de aciertos.

Jeaustin Campos, su arquitecto tuvo varios.

Uno, fue “irrespetar” las jerarquías en el buen sentido del término. La mayoría de sus colegas no se atreven a sentar a futbolistas de trayectoria y respetan su pasado aunque no estén en buen momento. Terminan enterrándose con ellos. Esto sucedió en el Alajuelense.

Jeaustin soportó la presión de los fanáticos y de la prensa que exigían la titularidad de Christian Bolaños. Nada que ver. El estratega le tenía el ojo puesto a Alvaro Zamora y lo catapultó a la gloria.

Metió las manos al fuego por Kevin Chamorro y sentó a Aarón Cruz, el titular. Lealtad, aplomo, seguridad, valentía, ingredientes escasos en la mayoría de sus colegas en situaciones similares.

Cuando Javon East arrugaba la cara porque lo sustituían, públicamente le llamó la atención. O corre más, se sacrifica, marca o no juega.

Y lo sentó en el juego de vuelta ante Herediano, porque era un partido que le exigiría a sus discípulos un sacrificio monumental. Javon no se lo daría. Ariel Rodríguez sí y por esto fue que éste sustituyó a Sinclair cuando se lesionó.

Rodríguez jugó un partido aguerrido, sacrificado, desgastante, muy típico de su trayectoria guerrera.

Cuando expulsaron a Kendall Waston, cayendo su equipo 1-0 y el Team atacando por todos los flancos, Campos no dudó medio segundo en ordenar la variante que le iba a sostener el resultado. Empapado, con su traje entero y botella de agua en mano, lo escuchamos pegar un grito a uno de sus asistentes para que citara al combate futbolero a Gerald Taylor, quien calentaba a la distancia.

Le cortó la cabeza a su niño revelación, Alvaro Zamora y en segundos, el estratega del Monstruo se imaginó el resto de la confrontación, donde el orden, el sacrificio, la inteligencia para enfriar la contienda, eran más urgentes y necesarios que el aporte técnico de sus discípulos.

El gol de Herediano en el desayuno del juego, la expulsión de Waston y la urgencia del rival de anotar otro gol para igualar la serie, le dieron al juego de vuelta un entorno distinto al que pudo haberse planificado.

Entonces, el Monstruo entró muy temprano a sala de emergencias, pero su cuerpo técnico tuvo la virtud, dadas las recetas futboleras que prescribió, que no fuera necesario trasladarlo a cuidados intensivos.

¡Sobrevivió, respiró, caminó y triunfó!

Otra vez lo dejaron vivo y se comió el jamón.

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